martes, 20 de julio de 2010

Clientes

A lo lejos aparecen sus pasos.Casi sin aliento sube el único escalón que separa la acera del negocio.Su respiración traspasa mi ventanilla.Una respiración a intervalos, un cuerpo cansado, un corazón débil, muy débil.
Pero no importa, mejor o peor siempre viene, porque un día le hizo una promesa a su ya desaparecido marido, seguir sellando la bonoloto que tantos años llevaba jugando, y eso está por encima de su salud.Así que con su bastón como único apoyo, emprende todos los días el camino que le conduce a la esperanza, dándole una patada a su cansancio y desafiando a su oxidado motor, para sellar lo único que le queda de él, su único recuerdo en forma de números.
Todos los días me informa de lo cansada que viene, de como la sombra de la muerte le pisa los talones y yo es cuando pienso si será la última vez que la vea, si habrá alguna semana que sus números abonados se queden huérfanos y si loterías avanzará tanto como para poder vender la suerte a los del más allá.